SERMONES CRISTIANOS.- La Serpiente de Bronce y su Profundo Significado Teológico
La historia de Moisés y la serpiente de bronce, narrada en el libro de Números, es uno de los pasajes bíblicos más enigmáticos y, a menudo, malinterpretados. A primera vista, presenta una aparente contradicción: si la serpiente es un símbolo universal del diablo, la tentación y el pecado, ¿por qué razón Dios mismo ordena a su siervo Moisés levantar una figura de bronce con esta misma forma como instrumento de salvación?
Este dilema teológico esconde una de las profecías más claras y gráficas sobre la obra redentora de Jesucristo. Para desentrañar su verdadero sentido, es imperativo analizar el contexto, la simbología material y la interpretación que el propio Mesías hizo de este evento.
1. El Contexto Bíblico: La Crisis en el Desierto
El relato se sitúa en Números 21:4–9, durante el arduo viaje del pueblo de Israel por el desierto. Exhaustos y frustrados, los israelitas murmuraron contra Dios y Moisés, un acto de rebelión y falta de fe que no era nuevo en su peregrinaje.
Como consecuencia de su ingratitud, Jehová envió "serpientes ardientes" que mordían al pueblo, causando la muerte de muchos. El castigo era un reflejo de su pecado: la rebelión que mordía su espíritu ahora se manifestaba en una plaga física y mortal. Ante el arrepentimiento y el clamor del pueblo, Dios no retiró inmediatamente las serpientes, sino que proveyó un medio de salvación, un principio fundamental de la gracia divina.
“Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.”
— Números 21:8
Moisés obedeció, e hizo la serpiente de bronce, levantándola en un asta. El acto de ser sanado no dependía de una cura natural, sino de un simple y profundo acto de fe: el que era mordido, al mirar la figura de bronce, vivía.
2. La Clave Simbólica: El Bronce y el Juicio del Pecado
El elemento crucial en esta historia no es la figura, sino el material del que estaba hecha: el bronce. En la simbología bíblica del Tabernáculo y el Templo, el bronce siempre representa el juicio de Dios.
El altar donde se ofrecían los sacrificios de animales (el lugar donde el pecado era juzgado y cubierto) era de bronce.
El lavacro (donde los sacerdotes se purificaban) era de bronce.
Por lo tanto, la Serpiente de Bronce no representaba a Satanás vivo y activo, sino a la encarnación del pecado ya juzgado, neutralizado y privado de su poder mortal. Es la imagen de la maldición, pero colgada en un madero, inerte, sin veneno. Los israelitas miraban no al enemigo, sino al castigo del pecado ya consumado.
3. La Revelación Suprema: Jesús en la Cruz
La interpretación definitiva de la serpiente de bronce no es una mera teoría; fue dada por el mismo Jesús de Nazaret en su diálogo con Nicodemo, registrado en Juan 3:14–15:
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Con esta declaración, Jesús se identificó directamente como el cumplimiento perfecto de ese símbolo.
Jesús fue hecho "como" el pecado, sin ser pecador. La Cruz no fue solo un sacrificio; fue el lugar donde el Hijo de Dios cargó con la maldición de la humanidad, siendo "levantado" en un madero tal como la serpiente de bronce.
La serpiente ardiente: Representa el pecado y la muerte.
La serpiente de bronce en el asta: Representa el pecado (la maldición) condenado en la carne de Cristo (Romanos 8:3).
El apóstol Pablo lo afirma categóricamente: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2 Corintios 5:21). En este acto de sustitución divina, Cristo se convirtió en el "sustituto" del pecado ante el juicio de Dios, recibiendo el castigo que nos correspondía.
4. La Paradoja de la Salvación: Vencer la Maldición con su Propia Imagen
La lección teológica más profunda radica en el uso de la misma forma (la serpiente) para anular el castigo. Dios usó la misma "imagen" de la maldición que había enviado para proveer la vía de escape.
De manera similar, para redimir a la humanidad de la maldición del pecado, Cristo tuvo que tomar forma humana (la misma "forma" que había caído y se había rebelado), pero sin participar de su veneno, el pecado. La maldición se vence desde adentro, usando la misma herramienta del problema, pero despojada de su poder.
Así, mirar la serpiente de bronce era el equivalente en el Antiguo Testamento a la fe en Cristo: una confesión de que solo la provisión de Dios —el pecado ya juzgado y vencido en el madero— podía traer la vida.
Conclusión: La Doble Naturaleza de la Serpiente
El misterio se resuelve al diferenciar entre las dos naturalezas de la serpiente en el relato:
| Elemento | Representa | Naturaleza |
| Serpientes reales | El Pecado Activo | La rebelión y el castigo mortal inmediato. |
| Serpiente de bronce | El Pecado Juzgado | Cristo llevando la maldición, proveyendo vida. |
El pasaje de Números no es una contradicción, sino un tipo profético: un ejemplo o modelo histórico que prefiguraba el sacrificio de Cristo. Es un llamado intemporal a la fe. Así como los israelitas debían "mirar" para vivir, la humanidad está invitada a "Mirar a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra" (Isaías 45:22), encontrando vida eterna en el Hijo que fue levantado en la cruz para cargar con nuestro pecado juzgado.
20:37
Leonel Galvan Mateo


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